domingo, 11 de mayo de 2014


Quienes estudiamos la libertad y queremos vivir libremente, sabemos que la libertad apuesta a que nuestra vida “valga la pena”, que sea una vida plena, alegre, con esa alegría que implica aceptar la vida y la muerte, el placer y el dolor.

¿En qué radica la Plenitud y la Libertad?

Como muchos de ustedes, coincido en pensar que cada cabeza es un mundo, y no solo un mundo, sino un universo en sí mismo. No obstante también considero que hay cosas universales. No todo es relativo. Por ejemplo, si un día está lloviendo, pues está lloviendo y ya. No me cuestiono si llueve o no llueve; ESO ES. Adicional al hecho de que está lloviendo, yo puedo sentir o pensar algo sobre la lluvia. Hay personas que se deprimen o se alegran cuando llueve.  En ambos casos (si me deprimo o me alegro) hay un proceso en el cual interviene el filtro de la percepción. Es decir, yo relaciono la lluvia con algo y  me provoco un sentimiento o genero un pensamiento al respecto.

Una constante que ha presentado el ser humano a lo largo de la historia ha sido y es, el cuestionarse sobre su existencia y cómo vivir con mayor grado de satisfacción o plenitud ésta. Y ha sido gracias a esta insatisfacción que el hombre ha conseguido avances en muchos campos.

Quizá existan muchas respuestas a esta interrogante fundamental. No obstante una respuesta radica en el hecho de poder comprender lo siguiente: La satisfacción humana es directamente proporcional a la capacidad para SER Libre.  Esto es, una persona experimenta mayor plenitud conforme vive con mayor libertad.
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